¡Sácale el máximo partido a tu nevera!

Aunque las necesitamos durante todo el año, es ahora en verano cuando las neveras cobran más importancia si cabe y cuando valoramos sobremanera poder tomar bebidas muy frías y ciertos alimentos también a baja temperatura. No obstante, más allá de enfriar, los frigoríficos cumplen una función primordial y es conservar los alimentos frescos durante mucho más tiempo que si los dejáramos a temperatura ambiente.

Pero, ¿qué hay que tener en cuenta para una buena conservación de los alimentos refrigerados? Hoy os traemos algunos consejos en este sentido:

  1. La parte superior es la zona menos fría de la nevera, con una media de entre 10º y 15ºC, por lo que es la más indicada para colocar las bebidas como refrescos o zumos, así como otros productos que no exigen tanta refrigeración, como la mantequilla o alimentos envasados que aún están cerrados, como las pastas frescas o las salsas.
  2. La parte media de la nevera está a una temperatura de entre unos 4º y 5ºCpor lo que se trata de la zona más adecuada para ubicar los yogures, otros lácteos como quesos frescos, embutidos y todos aquellos en cuya etiqueta se especifica que “una vez abiertos, necesitan frío”.
  3. La parte baja, justo por encima de los cajones, es la más fría de la nevera, ya que suele estar a unos 2º C. Por ello, es la más recomendada para almacenar los alimentos frescos que requieren una mayor refrigeración. Es el caso, por ejemplo, de las carnes, los pescados y los huevos frescos.
  4. Los cajones, con una temperatura de unos 10º C, están pensados para guardar verduras y frutas frescas que podrían estropearse a temperaturas más bajas. Es el lugar indicado para la lechuga (siempre bien envuelta con papel transparente), los limones o los pimientos.
  5. La puerta es la zona menos fría del frigorífico, ya que se trata de la parte más expuesta a la temperatura ambiente. Por ello, se recomienda colocar aquí productos que no necesiten una excesiva refrigeración, como bebidas, refrescos, encurtidos, tomate frito envasado o mermeladas. Habitualmente aquí se colocan los huevos o la leche, aunque no siempre es lo más recomendable, porque necesitan una media de unos 7ºC.
  6. Si cargas en exceso el frigorífico, los alimentos tardarán más en enfriarse, ya que el aire no podrá circular entre ellos con fluidez.
  7. Guarda los alimentos por orden de consumo: los más perecederos delante en la balda y los que aguantan más, detrás.
  8. Si tu nevera tiene esta función, es conveniente programar la opción de “shooping” o “súper” antes de ir a hacer la compra. Se trata de una tecla que permite bajar la temperatura del frigorífico o del congelador para enfriar lo más rápido posible los productos que acabamos de comprar y que mientras los almacenamos, también recupere la temperatura rápidamente. Está especialmente indicado activarlo cuando se almacenan grandes cantidades de alimentos.
  9. Respeta siempre la cadena de frío de los alimentos y deja siempre para el final de la compra los alimentos refrigerados, que, por otro lado, deben ser los primeros en guardarse al llegar a casa. Si son congelados, las bolsas térmicas son una gran opción para suavizar el choque de temperaturas.
  10. Descongela los alimentos siempre dentro de la nevera, así evitarás que las propiedades del alimento se deterioren y además ahorraremos, ya que se refrigerará la nevera y necesitará usar menos energía para alcanzar la temperatura deseada. También es muy importante no introducir nunca alimentos calientes, espera siempre a que se enfríen a temperatura ambiente o nuestra nevera tendrá que hacer un sobre esfuerzo que nos pasará factura en la electricidad.

Sigue todos estos consejos y ¡sácale el máximo partido a tu nevera!

#Electroklase

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